Una vez más, volvemos a echar el cierre en nuestro restaurante y no porque queramos sino porque no nos dejan otra opción. La Junta de Castilla y León ha decretado el cierre interior de toda la hostelería y nosotros, al no tener terraza no tenemos más opción que cerrar.
Esta vez nos dicen que será por dos semanas pero, ¿será así? o ¿será más tiempo? Es difícil saberlo y, más aún, entender los criterios bajo los que se toman estas decisiones. Somos conscientes de que la situación sanitaria es preocupante y que todos debemos de poner de nuestra parte para frenar los contagios pero nosotros creemos que desde el sector de la hostelería ya hemos hechos los deberes, en sucesivas ocasiones: hemos reducido el aforo y redistribuido la disposición de nuestro restaurante para mantener la distancia de seguridad entre mesas, hemos acortado los horarios y también hemos cerrado las barras y, por supuesto, estamos extremando más que nunca la higiene en nuestro restaurante, poniendo a disposición de nuestros trabajadores y clientes geles de desinfección, todas las medidas y todos los protocolos que garanticen la seguridad de todos.
No dudamos de que sea un momento en el que toda precaución sea poca, pero nos llama mucho la atención ver que, después de que un gran porcentaje de los nuevos casos se hayan producido en el ámbito doméstico en las reuniones navideñas, seamos los empresarios de la hostelería los que tengamos que parar nuestra actividad.
Creemos que en los restaurantes podemos garantizar un entorno seguro en el que celebrar reuniones mucho más controladas que en cualquier reunión en un domicilio, o peor aún, en un local que no cumpla con todas las medidas sanitarias exigidas.
No nos olvidamos de que, como los hosteleros, muchos profesionales de otros sectores están en situaciones parecidas a la nuestra; para nosotros y para ellos reclamamos ayuda para poder sobrevivir a esta época que nos ha tocado vivir pero, estamos seguros de que, tanto unos como otros, lo que de verdad queremos es poder trabajar.
Para cada una de nuestras familias y las de nuestros trabajadores, nuestra actividad es esencial, es nuestra forma de subsistencia y nuestra razón de ser.
Los que tenemos un negocio sabemos que nuestros clientes son nuestro mayor valor, sin ellos no seríamos nada, por eso, con todo nuestro cariño y nuestra prudencia, nada nos preocupa más que su seguridad.
Cada día nos cuesta más ver la luz al final de este túnel, pero una cosa sí tenemos clara, cuando podamos volver a funcionar como antes, nuestra casa volverá a llenarse de personas que nos han mostrado siempre su apoyo por lo que hacemos, personas que saben que están en su casa y que sienten tanto como nosotros no poder venir a comer nosotros.
Volveremos a albergar sus reuniones, seremos testigos de sus citas y celebraciones especiales y, por supuesto, volveremos a deleitar sus paladares, porque, a pesar de todo, sabemos que nuestros clientes saben donde siempre van a estar bien, en su casa, que es nuestro restaurante.
La hostelería no es el problema, es parte de la solución.