Sobre el Restaurante Nuestros comienzos
Entrada La Parrilla de SanLorenzo
Abrimos nuestras puertas en 1988. Son ya más de 30 años a la vanguardia de la gastronomía Vallisoletana.
Durante todos estos años nos hemos ido adaptando a los cambios y gustos de la sociedad así como a la propia inquietud de estar a la vanguardia culinaria del momento para convertirnos en lo que somos hoy en día, un ineludible referente gastronómico de la ciudad de Valladolid.
Agustín Lorenzo Pasión por la hostelería

La trayectoria vital y profesional de Agustín Lorenzo Sanz demuestra que el ser humano es capaz de sobreponerse a unas circunstancias adversas para lograr encontrar el camino hacia un futuro amable, sabiendo que nuestros esfuerzos en momentos de desánimo serán premiados.

En unos momentos tan difíciles como los que están pasando muchos de los que nos rodean, son necesarios ejemplos reales y cercanos que nos demuestren que es posible no sólo superar las estrecheces e incluso la carencia de lo más básico, sino que la constancia y la fortaleza de ánimo nos permitirán levantarnos después de cada caída para seguir caminando a pesar de los obstáculos que nos encontremos. A cada paso, por difícil que éste sea, avanzaremos poco a poco y en algún momento cuando volvamos el rostro … quizás al cabo de 60 años como Agustín, podremos ver que aquel lugar en el que iniciamos la subida queda muy lejos, casi no lo alcanza la mirada … sólo los recuerdos, y ahora somos capaces de confiar en el futuro porque nos rodean familia y amigos que nos ayudarán cuando las fuerzas nos falten.

AgustínLorenzoSanz

Y es que hoy, cuando al mirar a Agustín nos parezca que puede sentirse satisfecho, muchos desconocen la trayectoria vital que un pequeño huérfano, el menor de seis hermanos, ha recorrido desde su pueblecito Zamorano en la Sierra de la Culebra. En ese lugar sin apenas recursos, sin apenas formación, falto incluso del cariño de su madre fallecida por complicaciones en el parto, se forjaron las ganas de luchar y salir adelante con lo poco que se pudiera conseguir. Aunque fuera recorriendo los pueblos de la zona sin apenas los 10 años, haciendo carreteras, pintando casas, pastoreando ganado.. cualquier trabajo era un buen trabajo.

Lo tenía todo en contra y aun así se atrevió a abandonar todo lo que conocía para buscar otro hueco en el que ganarse el sustento. Fue así como salió de su casa para dirigirse primero a Bilbao y poco más tarde a Alemania, como muchos de los españoles de entonces, … y también de ahora, para acabar regresando a España y dar cobijo a la familia que estaba creando. Eligieron Valladolid.

Aquí se estableció decidido a sacar adelante a su familia, simplemente para asegurar su futuro que pudiera ofrecerles todo aquello de lo que él había carecido. Así compatibilizó su trabajo en la Factoría de Motransa, con ventas de libros a domicilio, máquinas de escribir, y como hiciera de niño…cualquier oportunidad no sólo de aumentar los ingresos familiares, sino de satisfacer su ansia de aprender y crecer.

Fue así como surgió la oportunidad de adquirir un supermercado que sería durante muchos años el lugar donde invertirían no sólo sus reducidos ahorros, sino todo el esfuerzo y el trabajo del que fue capaz este matrimonio. Hasta que Agustín convenció a otros dos amigos y compañeros de la cooperativa de frutas y verduras que habían creado juntos (Cofrualva) para embarcarse en una nueva aventura que nada tenía que ver con la experiencia desarrollada hasta ese momento: abrir la que sería la cafetería más innovadora de la época, Kuwait.

Ese fue su inicio en la hostelería, en una carrera ya casi imparable que le obligó a comprometerse sin límites en un nuevo oficio que le daría muchos disgustos, pero grandes satisfacciones.

Años después queriendo volar sólo, ya sin socios, decidió asumir otro riesgo, mucho mayor y definitivo: crear La Parrilla de San Lorenzo.

Allí donde otros sólo vieron una tienda de antigüedades, él supo descubrir el esbozo de lo que sería una tendencia decorativa que dominaría el mercado hostelero, adelantándose a todos combinando una cuidada cocina en un ambiente especial y distinto. Su afán fue poner al alcance de todos sus clientes la belleza de los muros del XVI, como hermoso marco que recibiera los platos de siempre y las creaciones más atrevidas del equipo. Y para ello no dudó en enfrentarse al reto que suponía transformar los bajos del Convento de San Joaquín y Santa Ana en los salones que ahora conocemos. En esta aventura empleó su salud, su dinero, su familia… y cada chispa de energía de la que fue capaz con tal de sacar adelante lo que todos decían sería imposible.

Y lo consiguió…

Más tarde llegarían el Pincho del Moro, Ibalor, El Desierto Rojo, La Moncloa, el Porta Caeli… hasta que finalmente se detuvo un momento en el camino, volvió el rostro hacia el pequeño pueblecito en el que comenzó esta historia y sintió nostalgia de sus raíces. Ahí fue donde alcanzó la encrucijada que marcaría el resto de años que estaban por venir: Hotel Convento I.

Otro reto, aún mayor que el anterior porque suponía empezar de nuevo desde la base, sin ninguna ayuda, arriesgando todo lo conseguido hasta ese momento. Y aún así se embarcó y soltó amarras decidido una vez más a luchar por su sueño, por llevar un trocito de su Parrilla de San Lorenzo a Zamora, para embellecerlo y verlo crecer convertido en un Hotel, en un SPA, en una Bodega… en un precioso rincón donde descansar.

Pero sólo un poco, porque todavía tiene que aprender cosas nuevas, que buscar otro reto que le emocione, que sentarse a charlar con otro cliente con quien compartir un poco de su pequeña gran historia.

Un poco de historia...
La historia de San Lorenzo

La leyenda dice que entre los tesoros de la Iglesia confiados a Lorenzo se encontraba el Santo Grial (la copa usada por Jesús y los Apóstoles en la Última Cena).

MartirioSanLorenzoAprovechando el reciente asesinato del papa, el alcalde de Roma, que era un pagano muy amigo de conseguir dinero, ordenó a Lorenzo que entregara las riquezas de la Iglesia. Lorenzo entonces pidió tres días para poder recolectarlas y en esos días fue invitando a todos los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba. Al tercer día, compareció ante el prefecto, y le presentó a éste los pobres y enfermos que él mismo había congregado y le dijo que ésos eran los verdaderos tesoros de la Iglesia. El prefecto entonces le dijo: «Osas burlarte de Roma y del Emperador, y perecerás. Pero no creas que morirás en un instante, lo harás lentamente y soportando el mayor dolor de tu vida».

Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, cerca del Campo de Verano, en Roma. La leyenda afirma que en medio del martirio, dijo: «Assum est, inqüit, versa et manduca» (traducción: ‘Asado está, parece, gíralo y cómelo’). Su santo se celebra el 10 de agosto, día en el cual recibió martirio.Lorenzo fue enterrado en la Via Tiburtina, en las catacumbas de Ciriaca, por Hipólito de Roma y el sacerdote Justino.

Un siglo más tarde, el papa Dámaso I (366-384) reconstruyó la iglesia, hoy en día conocida como Basilica di San Lorenzo fuori le Mura, mientras que la iglesia de San Lorenzo in Panisperna se alza sobre el lugar de su martirio. En el siglo XII, el papa Pascual II (1099-1118) dijo que la parrilla usada en el martirio fue guardada en la iglesia de San Lorenzo de Lucina.

Fuente Wikipedia